¡Conóceme un poco más!
De niña fui al mismo colegio desde los 3 años hasta los 17 años. Luego, cuando llegué a la universidad, me costó socializar, ya que nunca había tenido la necesidad de conocer amigos nuevos.
En 2014 terminé mis estudios de ADE en la universidad y me sentía totalmente fuera de lugar en Alicante. Es por ello por lo que decidí irme a Londres a trabajar como au pair. En realidad, más que trabajar, lo que viví fue uno de los mejores años de mi vida. Viví con una familia de madre australiana y padre polaco, junto con sus dos hijas. Mi familia inglesa era culturalmente muy diferente a cualquier otra familia local ya que ellos sabían lo que era emigrar y convivir con las diferencias culturales. También conocí a otros au pairs españoles, alemanes, polacos, italianos y un largo etcétera y ahí conocí también a una nueva versión de mí misma la cual siguió evolucionando.
Desde 2016 hasta 2021 trabajé por cuenta ajena e hice un máster de comercio internacional (siempre buscando la posibilidad de viajar en todo lo que hacía). Al final de esa etapa de mi vida junto con el parón que provocó la pandemia del COVID, me replanteé mi vida y rompí con todo.
Fue en 2022 cuando me marché a Isla Reunión (isla francesa situada en el sur de África) a vivir y viajar unos meses. Al principio me alojé en un hostel de mala muerte donde había más cucarachas que personas y adaptarme a la isla no fue nada fácil. No conocía a nadie y llovía sin parar; incluso hubo un ciclón que paralizó la isla durante 3 días. Sin embargo, unas semanas después tras mi llegada, conocí a unas chicas que hicieron que mi forma de ver la vida cambiara para siempre. Por un lado, conocí a Estefanía, una burgalesa la cual fue mi confidente española y compañera de aventuras. Por otro lado, encontré como compañeras de piso a unas chicas francesas sanitarias (psicóloga y enfermera) que me ayudaron a perfeccionar mi francés y a organizar mi caos mental. También aproveché la cercanía para conocer Isla Mauricio y Mayotte.